GEOSEMIÓTICA URBANA

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Por: PhD. Jairo Agudelo Castañeda 

Entender cómo se establecen las relaciones simbólicas en el paisaje urbano, cómo se lee la ciudad y se generan empatías y apatías, que se expresan en geografías semióticas, imaginarios y relatos urbanos simbólicos, fue el objetivo de esta investigación; y para lograrlo, se establecieron tres dimensiones que la ciudad propone, la espacial o topológica, la objetual o plástica y la social; todas ellas simbólicas, se implicándose y determinándose recíprocamente, en un proceso de construcción de identidades sociales entre los habitantes y sus espacios, y a partir de éstas con ellos mismos, así se entiende el espacio como mediador de lazos sociales que consolidan el paisaje y la realidad social urbana.

El espacio urbano, cualquiera que sea su cualidad funcional, estética o simbólica, es usado, percibido e interpretado por sus habitantes, respondiendo a expectativas establecidas por un imaginario individual o colectivo; esta relación múltiple, responde a necesidades, deseos, habilidades y temporalidades diversas. La ciudad propone una realidad, que genera en sus habitantes una idea de la vida: así como el algodonero, el cafetero o el campesino, el citadino construye una estructura de valores, principios y premisas, producto de su estilo de vida urbana.

La modernidad, al establecer para la arquitectura y la ciudad, modelos estéticos, funcionales y semióticos, no propiciaría el estudio de fenómenos semióticos emergentes en ciudades o sectores de ciudad producidos por una evolución orgánica; aquellos sectores, donde las transformaciones físico-funcionales, estéticas y sociales no reproducirían un modelo; éstos territorios que han generado siempre, realidades urbanas únicas, y donde la naturaleza de lo urbano se hace evidente de manera original y compleja.

Sin embargo, muchos autores siguieron trabajando en la relación del habitante y su espacio y en el concepto de lugar simbólico, que ha sido determinante para la definición cultural del espacio, así, este el concepto, se mantuvo vigente, aunque manipulado e interpretado de manera conveniente por las vanguardias arquitectónicas y urbanas del siglo xx.

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