EN TIEMPOS DE METROS ELEVADOS, ¿QUIÉN PIENSA EN LA SEGURIDAD DE LOS BICIUSUARIOS?

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Por: Eduardo Acosta

Desde su posesión en el año 2016, la alcaldía de Enrique Peñalosa manifestó su interés de ver a una nueva Bogotá, vendieron la idea de un plan de desarrollo con el slogan: “BOGOTÁ MEJOR PARA TODOS”, haciendo hincapié en el desarrollo de una ciudad desde una perspectiva urbana.

La movilidad en las principales ciudades de Latinoamérica se ha caracterizado por no manejar un esquema integral, beneficiando al transporte motorizado en cuanto a infraestructura, legislación, campañas publicitarias, entre otras. En Bogotá, para el año 1998, se dio vía libre a lo que se creía iba a ser la panacea y la solución al problema del desplazamiento de los capitalinos y aun cuando en sus inicios (año 2000) tuvo un alto grado de aceptación y le dio una nueva cara a la forma de trasladarse en la capital, Transmilenio es a la fecha, con 40 millones de pasajeros al mes, una de las razones para empezar a usar formas activas para llegar a los destinos. Según resultados de la última ENCUESTA DE PERCEPCIÓN CIUDADANA 2017, el incremento del porcentaje de ciudadanos que han decidido cambiar la manera de desplazarse por una forma sostenible no motorizada pasó de un 8% en el año 2016 a un 9.1% en el presente año.

En Colombia se viene hablando desde la década de los 40 del metro para su ciudad capital. Han pasado administraciones y nadie ha podido avanzar tanto como lo ha hecho el actual alcalde de turno. La oposición señala ser un mega proyecto sin estudios técnicos que será un atentado urbanístico irreparable contra Bogotá, unos más positivos, lo ven como: “un proyecto urbanístico, de renovación urbana, que transformará a la ciudad y aportará a su calidad de vida y productividad de la ciudad.”

El metro elevado es una propuesta multimodal que le ofreceré un ramillete de opciones al ciudadano de a pie para desplazarse, cuando se entregue la primera línea. Para nadie es un secreto que es un proyecto ambicioso, y que en esta primera etapa se espera influya positivamente en la calidad de vida de los habitantes, que saldrán desde Bosa y podrán llegar a la Caracas con 72 y viceversa, haciendo efectivas sus 15 estaciones ya establecidas.

La administración de Enrique Peñalosa asegura que, en el tramo de la Av. Caracas, donde el metro elevado será construido, habrá espacio para desplazarse en bicicleta gracias a la asignación de espacio para ciclorutas. Estas decisiones de infraestructura, que parecieran rayar con la fantasía, dan un espaldarazo a lo que sueña el concejal Jorge Torres: convertir a Bogotá en la capital mundial de la bicicleta.

En Bogotá, para el año 2016 un promedio de cinco (5) bicicletas por día eran robadas y las zonas que estaban bajo la atención de las autoridades eran: Suba, Bosa, Kennedy y Chapinero. Más sin embargo, se cree que este promedio es mucho mayor pues como es general en nuestro país, no se hace la debida denuncia de este tipo de actos.

Aunque las cifras no sean claras por parte de las autoridades, hay biciusarios que prefieren compartir la vía con los vehículos a usar las ciclorutas por múltiples factores, en los que predominan: no quieren que los roben, los golpeen o en el peor de los casos los asesinen. Alguna vez un amigo, oriundo del Quindío, radicado en Bogotá y apasionado por la bicicleta tanto como Quintana, Froome ó Contador, me decía: “Prefiero que me estrelle un carro a que me roben la bicicleta”.

Chapinero, ubicada en el centro-oriente de Bogotá y con una población aproximada de 156.274 habitantes, es una de las localidades con más contrastes, pues comparte ambientes comerciales y culturales que no desentonan en ninguna época del año, haciéndola un punto de referencia casi obligada para los Bogotanos y extranjeros. Esta localidad cuenta, según el Instituto de Recreación y Deporte (IDRD), con 11.36 km de cicloruta y se hacen 1.370 viajes/día en bicicleta, de acuerdo a información de la Secretaría de Movilidad. Acá hay algo que incomoda a los que diariamente pedalean Chapinero y es lo que aparece en el reporte de 2016 de la Secretaría Distrital de Seguridad: 155 robos a biciusuarios.

 Si, son cifras y datos que preocupan a una ciudadanía que no está dispuesta a bajarse de la bicicleta y más cuando ya la tomó como hábito. Se reconoce el gran esfuerzo que hace la administración actual apostándole a una Bogotá más desarrollada, más incluyente, que sea ejemplo en Latinoamérica. Pero a lo que compete al uso de la bicicleta dentro del marco de un metro elevado, especialmente en el corredor de Chapinero, no se ha aclarado cuál será la metodología que promueva y cuide la vida de los ciclistas. Esta generación, que verá la transformación real de Bogotá, será quién podrá hacer un diagnóstico de lo que fue y será moverse en bicicleta dentro de la capital una vez esta obra acabe. Mientras tanto, seguiremos rodando, siendo libres a nuestra manera en una ciudad que pide a gritos más compromiso institucional.

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